“*Milicians: grups de civils armats formats per militants de les organitzacions sindicals i polítiques d’esquerres a la zona republicana per a lluitar contra la insurrecció militar de juliol de 1936”[2]
Nos encontramos frente a un corto párrafo, que para los desconocedores de la lengua catalana literalmente dice: “Milicianos: grupos de civiles armados formados por militantes de las organizaciones sindicales y políticas de izquierdas en la zona republicana para luchar contra la insurrección militar de julio de 1936” lo cual nos sugiere una seria duda oscilante entre el error por la falta de carencia en el rigor histórico necesario de tal aseveración y la de una sutil tergiversación, que podríamos definir como manipuladora, en la formación científica de los españoles actuales estudiantes de bachillerato.
Evidenciamos una clara falta de precisión y diferenciación entre lo que serían las organizaciones existentes en los dos bandos enfrentado durante la última Guerra Civil española (1936-1939) que si bien se surtían de las organizaciones paramilitares existente en el seno de los diversos partidos políticos, oscilaban entre el auxilio a las fuerzas regulares bajo el control militar como fue en el caso del bando nacional y el del control y persecución política de la zona del Gobierno republicano sometidas al único control de los diversos comités políticos.
Por otra parte, si queremos actuar con un mínimo rigor histórico es conveniente señalar que las Milicias en España, como organizaciones, se establecieron como un cuerpo de ciudadanos armados encargados del mantenimiento del orden público a la vez que dedicados a la defensa del vigente régimen constitucional en pleno siglo XVII, durante la llamada Guerra de Sucesión española (1707-1713) y que con posteridad durante la Guerra de la Independencia o del Francés (1808-1814) vio favorecido su desarrollo por mor de la práctica inexistencia de un ejército regular español.
Esta evidencia en el nacimiento de las denominadas Milicias legalmente se ve apoyada en las distintas reglamentaciones cuya primera regulación la encontramos en las disposiciones establecidas con la Constitución de Cádiz en 1812 a pesar de que su primer Reglamento no vería la luz hasta dos años más tarde como consecuencia de la promulgación del Estatuto Real de 1834[3] mediante el cual se establecía la existencia de una fuerza llamada Milicia Urbana cuya versión primaria especificaba en su artículo 12 “La Milicia urbana se organizará en toda la Nación de conformidad de los reglamentos y ordenanzas que discutieren y aprobaren las Cortes”
Este pequeño suelto o recuadro informativo, mencionado al principio vendría a resumir un irrealidad o si se prefiere una manipulación evidente de la verdadera situación y organización de muchos de los partidos políticos existentes durante la II República Española; literalmente nos vendría a indicar que los milicianos o más concretamente las Milicias eran grupos de civiles armados, organizados y formados por asociaciones sindicales y políticas de izquierda en la zona afecta al Gobierno de la República, en la dividida España como, he ahí el dato importante, consecuencia del movimiento militar iniciado el 17 de julio de 1936, la cual no podemos dar por cierta ni valida en lo referente a las fechas de creación, puesto que tal como hemos visto anteriormente las denominadas Milicias españolas hunden sus raíces en épocas pretéritas concretamente en el citado en el siglo XVII.
Otra cosa es que se confunda la existencia de estas organizaciones auxiliares de los ejércitos regulares, que bajo el nombre de Milicias Populares en la zona gubernamental y de Milicias Nacionales en la zona de los militares alzados, con las organizaciones paramilitares creadas en el seno de los diferentes partidos y movimientos políticos y sindicales que conformaban el panorama español durante el periodo de la II República.
Cabe pues distinguir y diferenciar entre la institución de las Milicias y las fuerzas paramilitares que muchos de los partidos políticos y sindicatos españoles irían creando y organizando en sus estructuras partidistas.
No se trata de negar la existencia de las secciones paramilitares con la que una gran mayoría de partidos políticos, por no decir todos, se fueron organizando; como tampoco se puede obviar el clima de violencia social, laboral y político que se aplicaba constantemente a lo largo y ancho del Estado español durante el periodo de la II República española entre 1931 y 1936. Se trata de establecer que el concepto de Milicia fuera popular, fuera nacional o ciudadana no nace ni es consecuencia de las acciones organizativas de los partidos políticos y sindicatos en defensa de la legalidad republicana contra las acciones resultantes del alzamiento militar del 17 de julio de 1936 sino que es el acomodo de estas fuerzas auxiliares a las diversas necesidades existentes en uno y otro bando.
Para ser exactos, a partir de 1936 si existieron dos cuerpos de milicianos o Milicias, uno en cada uno de los bandos enfrentados, por así decir; en la zona gubernamental de la República, las conocidas como Milicias Populares afines y bajo férreo control de partidos políticos y sindicatos que dieron pie entre otras a la creación, por ejemplo, del Comité Central de Milicias Antifascistas en Cataluña (21 de julio de 1936), la otra en la conocida como zona nacional, bajo la batuta y control de las autoridades militares, conocida como Milicias Nacionales, posteriormente derivadas y rebautizadas como Milicias Ciudadanas[4].
Evidencia tan real de la existencia de estas organizaciones paramilitares como de la diferente finalidad de ambas Milicias. Cierto es que en ambos casos fueron abastecidas y surtidas y hasta en muchos casos ejercieron más funciones partidista y represivas que las de los meros auxiliares de las autoridades en el mantenimiento del orden en la retaguardia y que en muchos casos, sobre todo en la zona republicana, ejercieron más como organizaciones paramilitares represivas de partidos o sindicatos que de soporte ciudadano y ayuda al Gobierno y que la mayoría de sus componentes y miembros actuaban más bajo las directrices de los diversos comités de los partidos que de las directrices gubernamentales.
No es el motivo de este somero articulo entrar en el papel desarrollado por ambas milicias en las retaguardias de las dos zonas enfrentadas en las fechas posteriores al 17 de julio de 1936, lo que se pretende es establecer que la existencia de las milicias u organizaciones auxiliares del ejército no fueron a consecuencia de los actos o hechos ocurridos en el verano de 1936 sino que hunden su existencia en periodos anteriores al desarrollo de la Guerra Civil española.
Lo que queda fuera de toda duda, es que el contenido o párrafo de cabecera no concuerda con la realidad sociopolítica española vigente en aquellos momentos, dado que si estableciéramos una clasificación de las organizaciones políticas y sindicales a lo largo de los años 30 del pasado siglo estableciendo una lista nos encontraríamos con la sorpresa de que antes del mes de julio de 1936 de doce partidos políticos y movimientos sindicales españoles siete de ellos pertenecerían a la denominada izquierda, cuatro a la derecha y uno, entrando en su propia definición de movimiento antipartido situado y alejado ideológica y políticamente tanto de los unos (derecha) como de los otros (izquierda) dada, la parece ser, difícil ubicación ideológica como fue el de Falange Española de las J.O.N.S. (1934).
PARTIDOS POLITICOS ESPAÑOLES CON MILICIAS | |
TENDECIA POLITICA | SIGLAS PARTIDO |
Derecha | C.T[5]. – J.A.P.[6] – P.N.V.[7] y R.E.[8] |
Izquierda | C.N.T. – [9]F.A.I.[10] – E.R.C.[11] – J.S.U.[12] – M.A.O.C.[13] – P.O.U.M.[14] – U.G.T.[15] – U.H.P.[16] |
Nacionalsindicalista[17] | F.E. de las J.O.N.S.[18] |
Tabla 1 Elaboración propia
Reiteremos y traigamos de nuevo a la palestra historiográfica como las llamadas Milicias Armadas Populares, al contrario de lo establecido en el párrafo de encabezamiento, tienen sus raíces profundamente enterradas en tiempos bastante más pretéritos a las del verano del 36.
Otra cosa es que hablemos de los distintos grupos paramilitares alguno de los cuales vieron la luz en los denominados “años de plomo” por la práctica del pistolerismo entre sectores del empresariado español y sobre todo catalán y los sindicatos obreros. Nos referimos al periodo de tiempo que transcurre entre 1917 y 1923, donde adquiere fama y esencia la práctica y ejecución del denominado pistolerismo anarcosindicalista español por una parte y por otra los financiados y sustentados por las distintas organizaciones y federaciones patronales.
Para quien desee conocer más y mejor se recomienda la búsqueda e investigación sobre nombres tan clarificadores y evidentes como los de La Banda Negra (1919) auspiciado por la Federación Patronal o de Los Justicieros (1922), Crisol y Los Solidarios (1923) ambos de carácter anarcosindicalistas o La Motorizada (1931) de cuño socialista, los cuales nos pondrán en los antecedentes de estas secciones paramilitares.
Otras organizaciones como los no menos famosos “escamots” concebidos por mor y gracia del denominado Estat Català en 1922 y que tras diversas vicisitudes derivo en el traspaso nominal bajo el control y dirección política de la Esquerra Republicana de Catalunya bajo tan rimbombante como significativo nombre de Guardia Cívica posteriormente trasmutada a las Joventuts d’Esquerra Republicana – Estat Català conocidas por las JEREC allá por el año de 1931.
Este mismo año, 1931, ve surgir la asesina organización paramilitar del Partido Socialista Obrero Español con el sobrenombre de “La Motorizada” auténtica y verdadera guardia de corps socialista encargada de la protección de sus líderes entre ellos el conocido como “Lenin español” Francisco Largo Caballero y que cuenta entre sus terroríficos actos de valentía el alevoso y nocturno secuestro y asesinato dando ultimación con cruel muerte al diputado de Renovación Española José Calvo Sotelo. Violento acto que a la postre serviría de acicate y empujón decisivo a sumarse al levantamiento militar, a los todavía indecisos, entre ellos el general Francisco Franco Bahamonde, pensativo en si sumarse o no a la asonada militar que se estaba gestando contra el Gobierno republicano del Frente Popular de Izquierdas.
Las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas – M.A.O.C vieron la luz entre 1930 y 1933; a esta le seguirían la no menos famosa Unión de Hermanos Proletarios o U.H.P. nacida como instigadora en la preparación y a remolque de la revolución española de octubre de 1934 entre una amalgama de anarquistas, comunistas y socialistas de la época.
Las otras más cercanas, siguiendo por los considerados como partidos de la izquierda, nos remitirían a las integradas en el Partido Obrero de Unificación Marxista o P.O.U.M. nacida en septiembre de 1935 y exterminada por sus camaradas revolucionarios comunistas y anarquista en el mismo julio de 1936 como consecuencia de la revolución dentro de la revolución que se estaba llevando a cabo en la zona republicana.
Por hablar e insistir en las fechas de aparición, podemos señalar como algunas otras fueron creadas en fechas más cercanas al 17 de julio de 1936, como es el periodo que transcurre entre febrero y julio de 1936, pero que nunca lo fueron con posteridad a la fecha del alzamiento militar.
Podríamos hablar de la aparición de las Juventudes Socialistas Unificadas, unidas el 5 de abril de 1936 como consecuencia de fundir bajo esas siglas a la Unión de Juventudes Comunistas de España – UJCE y a la Federación de Juventudes Socialistas de España – FJSE suma de factores que daría nombre a las J.S.U. también conocidos como los “chiviris” tan significadas por sus violentas prácticas de enfrentamiento como por la presencia en sus filas de un joven comunista que a algunos les sonara fue Santiago Carrillo Solares impulsor y creador de tal movimiento juvenil.
Por no explayarnos en más prolíficas citas, lo que es evidente es que las denominadas Milicias Populares, ya fueran anarquista, comunistas, confederales, o socialistas tenían sus precedentes en el pistolerismo de los movimientos y partidos de izquierdas nacidos de las tendencias revolucionarias imperantes e interesadas en la importación de la conocida como Revolución Bolchevique inmersos en la implantación de la dictadura del proletariado en el Estado español.
Después de este paseo sobre la perspectiva militarizada de los partidos de izquierda no se puede obviar un “vista a la derecha” y realizar una breve descripción de las organizaciones paramilitares o milicias dentro de los partidos del centro derecha español.
En este capítulo y por mor de la aplicación de una interesada tendencia historiográfica surgida a la sombra de la mal llamada Memoria Histórica conviene centrar y situar el verdadero estado de la cuestión.
Centrándonos, de nuevo, en la derecha nacional, el claro y evidente exponente de la paramilitarización lo encontramos en la monárquica Comunión Tradicionalista – C.T. (1869) con su Requeté bregado en la participación en las denominadas Guerras Carlistas (1833–1876) a esta y siguiendo un orden cronológico de creación le sigue el Partido Nacionalista Vasco – P.N.V. (1895) y sus Juventudes Vascas o Euzko Gaztedi Indarra – E.G.I. (1904) de las cuales surgirían los famosos “gudaris” o soldados vascos.
A estos dos movimientos primigenios como son la Comunión Tradicionalista y el Nacionalismo Vasco, curiosamente ubicados posteriormente uno en cada uno de los dos bandos enfrentados, les seguiría otros con un claro aire y marchamo fascista ubicados a la derecha y extrema derecha como serían los partidos de Acción Popular y Renovación Española.
Nos encontramos pues con las denominadas Juventudes de Acción Popular – J.A.P. (22 de marzo de 1932) integradas dentro de la Confederación Española de Derechas Autónomas – C.E.D.A. de José María Gil Robles y Quiñones a la cual debemos unir las milicias de Renovación Española – R.E. (1933) de José Calvo Sotelo, surgida esta última de la coalición entre el Bloque Nacional y el Frente Nacional Contrarrevolucionario de derechas.
Parece ser que a este último capítulo debemos añadir, a pesar de que no se tenga tan clara la definición ideológica del genuino movimiento nacionalsindicalista español en la consideración como partido de la derecha, en una clasificación bastante alejada de la realidad doctrinal del movimiento falangista español, el cual, según muchos, debe llevarse la palma como ejemplo de partido altamente militarizado y violento; nos referimos concretamente a Falange Española de las J.O.N.S. – F.E. – J.O.N.S. (1934); bajo cuyo nombre y siglas se esconde una realidad inicialmente alejada y distinta de los fines violentos con la que se le relaciona y vincula.
PARTIDOS Y SINDICATOS CON ORGANIZACIONES PARAMILITARES | |||
AÑO CREACION |
NOMBRE |
SIGLAS |
IDEOLOGIA |
1869 | Comunión Tradicionalista | C.T. | Monárquica tradicionalista |
1895 | Partido Nacionalista Vasco | P.N.V. | Nacionalismo demócrata cristiano |
1910 | Confederación Nacional del Trabajo | C.N.T. | Anarco comunismo |
1922 | Esquerra Republicana de Cataluyna | E.R.C. | Independentismo catalán |
1927 | Federación Anarquista Ibérica | F.A.I. | Anarquismo libertario |
1930 | Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas | M.A.O.C. | Comunista |
1932 | Juventudes de Acción Popular | J.A.P. | Extrema derecha |
1933 | Renovación Española | R.E. | Monárquica derechista |
1934 | Falange Española de las J.O.N.S. | FE-JONS | Sindicalismo revolucionario |
1934 | Unión de Hermanos Proletarios[19] | U.H.P. | Socialismo comunista |
1935 | Partido Obrero de Unificación Marxista | P.O.U.M | Comunista |
1936 | Juventudes Socialistas Unificadas | J.S.U. | Marxistas leninistas |
Tabla 2 Elaboración propia
Quien quiera indagar sobre tal aspecto y la violencia falangista, recuerde que la creación originaria de la denominada Primera Línea falangista devenida posteriormente, como consecuencia de la violencia padecida por los falangista por parte de las organizaciones de izquierda, Falange de Sangre surge de la necesidad de protección de los vendedores de sus periódicos y semanarios sometidos a constantes actos de violencia y asesinatos, entre los cuales caben ser destacados los del estudiante mallorquín Francisco de Paula Sampol Cortes (11 de enero de 1934) y el no menos famoso asesinato del también estudiante Matías Montero Rodriguez de Trujillo (9 de febrero de 1934) y que no será hasta que cuente entre sus filas una decena larga de militantes y simpatizantes muertos que se decida a practicar, cuyo detonante fue el alevoso asesinato de Juan Cuellar Campos (19 de junio de 1934) pasando a partir de este momento de la autodefensa inicial a los subsiguientes actos de represalia sobre sus perseguidores de las organizaciones de izquierda.
Retomando la senda e hilo conductor de lo expuesto anteriormente en este trabajo, podemos establecer algunas conclusiones:
1.ª No se debería tender a la confusión entre las “milicias” como organismo auxiliares de la fuerzas armadas o ejércitos bajo el control y supervisión del gobierno de un nación y las “organizaciones paramilitares” o servicios de orden creados por los distintos movimientos políticos o sindicales como arma de protección o represión especifica de una ideología partidista.
2.ª No es cierto que los “milicianos” fueran grupos surgidos como consecuencia del alzamiento militar de julio de 1936, puesto que todas las organizaciones que las proveyeron de fuerzas estaban constituidas con mucha anterioridad al 17 de julio del citado año, la más moderna o cercana a tal fecha es la de las unificadas Juventudes Socialistas o J.S.U., fueron creadas a principios de mayo de 1936, es decir, dos meses antes del movimiento militar.
3.ª Salvo dos casos concretos y muy específicos como lo fueron los de la Comunión Tradicionalista (1869) y el Partido Nacionalista Vasco (1895) los primeros en dotarse de organizaciones y estructuras militarizadas en España fueron los partidos y movimientos sindicales de izquierda entre los años 1910 y 1936.
4.ª Los primeros partidos de derechas con estructuras paramilitares debidamente uniformadas y entrenadas lo fueron a partir de 1932 como fue el caso de los partidos Acción Popular (1932) y Renovación Española (1933) y si se cayera en el error de considerar el movimiento nacionalsindicalista español, es decir, FE – JONS (1934) como genuinamente de derechas, estos partidos las crearían como consecuencia de su supervivencia ante la práctica de la violencia ejercida por parte de las organizaciones de izquierda.
5.ª En ningún caso se puede otorgar el marchamo estricto de organizaciones democráticas a las que se preocuparon en tener, con la finalidad de la implantación de sus ideologías de forma violenta, unas estructuras paramilitares especializadas en el ataque a las organizaciones opuestas a sus idearios.
Volviendo al párrafo inicial, es decir, al hecho denunciado oscilante entre el desconocimiento científico e historiográfico y la manipulación mal intencionada de la realidad no es de extrañar que asistamos a una tergiversación consecuencia de la relectura e interpretación de la historia de nuestro pasado más reciente y puestos a pedir convendría que los manuales o libros de estudios fueran lo más cercano a una asepsia real en cuanto a lo científico y lo menos parecido a cualquier soflama presuntamente manipuladora e ideologizante.
PUBLICADO en el núm. 12 del Boletín de Amigos del Castillo de San Carlos en septiembre de 2020.
[1] Licenciado en Historia por la U.I.B. e investigador
[2] “Història d’Espanya. Libro de segundo de bachillerato Editorial Santillana Voramar, pág. 292.
[3] Gaceta de Madrid n.º 57 del viernes 18 de abril de 1834.
[4] Orden de la Inspección de las Milicias Ciudadanas del 1 de agosto de 1936. AIMB Almudaina 403
[5] Comunión Tradicionalista o Requeté – Monárquico.
[6] Juventudes de Acción Popular dentro de la C.E.D.A – Confederación Española de Derechas Autónomas.
[7] Partido Nacionalista Vasco. – Centro derecha independentista-soberanista.
[8] Renovación Española – Derecha monárquica
[9] Confederación Nacional del Trabajo – Anarcosindicalismo.
[10] Federación Anarquista Ibérica – Anarquismo libertario.
[11] Esquerra Republicana de Catalunya – Republicano independentista.
[12] Juventudes Socialistas Unificadas – Englobaba y unificaba a las juventudes comunistas y socialistas.
[13] Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas – Comunista.
[14] Partido Obrero de Unificación Marxista – Comunista.
[15] Unión General de Trabajadores – Socialista
[16] Unión de Hermanos Proletarios – Englobaba a anarquistas, comunistas y socialistas.
[17] Inspirados en las teorías del filósofo francés Georges Eugène Sorel teórico del sindicalismo revolucionario opuestas al parlamentarismo democrático, defensores del corporativismo y del Estado totalitario.
[18] Falange Española de las J.O.N.S – Nacional Sindicalismo.
[19] Las diversas fuentes consultadas establecen hasta tres nombres diferentes para las siglas de U.H.P. que van desde la más utilizada como “Unión de Hermanos Proletarios” pasando por “Uníos Hermanos Proletarios” o “Uníos Hijos del Proletariado”
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