Juan Crespí Nicolau (a) Casetes (Campanet 12 marzo 1903 – Barcelona 1988), nació en el seno de una familia humilde. Su padre, Juan Crespí Pons, de quien heredó el alias, era alpargatero y, a la vez, ejercía como contrabandista para mejorar la economía familiar. Su madre, Francisca Nicolau Pocoví, natural de Montuïri, trabajaba como criada en Biniatró.
Realizó los estudios eclesiásticos en el Seminario Conciliar de San Pedro de Palma (1915-1926). Ejerció de vicario en Valldemossa, Llucmajor y en la barriada de Santa Catalina de la capital mallorquina al parecer sin una verdadera vocación eclesiástica y con un fuerte interés por la doctrina social de la Iglesia con una clara proyección por el sindicalismo católico.
De personalidad controvertida y extravagante, Juan Crespí inició una militancia política radical con una inclinación hacia la extrema derecha. Su falta de vocación eclesiástica y su implicación en episodios turbios tanto sentimentales como económicos, lo llevaron a iniciar el proceso de apertura de su expediente de secularización.
Durante la II República, fundó la Oficina de Información y Orientación Social, conocida como la «Agencia Odiso», junto a varios elementos de origen anarquista. Esta oficina, situada en la calle de Seriñá número 23 en Palma, impulsó la creación del Sindicato Autónomo de Obreros de la Producción y Distribución de las Baleares (1933-1934). Fue en esta época cuando se iniciaron sus contactos con el incipiente movimiento falangista en Mallorca.
La mala gestión administrativa y económica provocó el fracaso de este primer intento de creación de un movimiento sindical. Antonio Nicolau escribió al respecto:
“Los Sindicatos Autónomos iban dirigidos por el Camarada Juan Crespí quien reunía condiciones de organizador, pero carecía de facultades para sostener lo organizado y por lo mismo se entablaron allá dentro disputas y nacieron rencores, y la mala administración dio al traste con aquel conato de creación de Sindicatos Obreros[1]”
Tras este primer fracaso en la creación de una organización sindical afín al movimiento falangista le siguió el de la formación, con poco éxito, de los denominados Sindicatos de los Oficios Varios (1935), en los cuales emergió la figura de Pablo Chimelis y en los cuales se fueron relegando las funciones de Juan Crespi a las de mero captador de nuevos afiliados:
“El camarada Juan Crespí, que tenía estudios obreristas suficientes, servía para este cometido, pero conociendo su proceder, poco recomendable le dejamos apartado de toda labor de mando, corriendo de su parte solamente la cuestión de captación[2]”
Durante este periodo, surgió la enemistad entre Juan Crespí y Antonio Nicolau, que culminó con el fin de las pretensiones de Juan Crespí de asumir la jefatura de la Falange Balear. Aunque no existen pruebas de que José Antonio Primo de Rivera eligiera a Crespí como jefe provincial del movimiento, tal como el propio Crespí afirmó en una entrevista publicada el 13 de julio de 1986:
“José Antonio quería que yo fuera el jefe de Falange, y únicamente me lo impidió mi condición de clérigo[3]”
Es cierto que Juan Crespí, y desde el despacho de Odiso, encabezó junto a otros el escrito dirigido a José Antonio Primo de Rivera, al cual el propio fundador de la Falange respondió con una misiva datada y firmada el 29 de diciembre de 1933:
29 de diciembre de 1933
Sr. D. Juan Crespi y demás firmantes de la carta de 23 de noviembre. Seriñá, 23
PALMA DE MALLORCA (Baleares)
Mis queridos amigos:
Aunque ya habrán recibido ustedes instrucciones por otra parte, no quiero dejar sin contestación, al volver a encontrarla ahora bajo un montón de papeles pendientes, su afectuosa y admirable carta.
Les doy por ella las gracias más cordiales, y al mismo tiempo que me felicito de haberla recibido, felicito a ustedes por el magnífico espíritu que demuestran.
Que el año 1934 traiga a todos ustedes y a nuestra idea las mejores horas.
Cordialmente les saluda.
JOSE ANTONIO PRIMO DE RIVERA[4]
Como tampoco se han encontrado documentos que avalen la supuesta reunión realizada en el Mal Pas de Alcudia entre Alfredo Corominas, Antonio Nicolau y Juan Crespí con objetivo de fundar Falange tal como indica Llorenç Capella.
Poco ayudaron en mejorar la fama de Juan Crespí las situaciones que se iban planteando sobre su honestidad; es el propio Antonio Nicolau quien vuelve a incidir sobre el proceder poco recomendable aportando un nuevo detalle:
“Un detalle de Juan Crespí que me lo dio a conocer fue el siguiente: Hacía poco tiempo que le conocía, seguramente después de la reunión de Seriñá [noviembre de 1933], en donde le saludé por vez primera, y aun nos tratábamos de Vd., pues a los dos días de haberle conocido recibí una carta suya pidiéndome 150 pesetas, lo que me demostró su cara dura y su poca formalidad en la devolución de cantidades pues indagué y comprendí que era un caso perdido[5]”
Dichas enemistades entre la jefatura provincial y Juan Crespí se mantuvo hasta plasmarse en su detención por un expediente instruido por la propia Falange contra él por supuestas estafas en 1937.
La enemistad entre la jefatura provincial y Crespí culminó en su detención y posterior Consejo de Guerra.
El 29 de abril de 1937, en la Escuela de Artes y Oficios de Palma, se constituyó el Consejo de Guerra para juzgar la causa número 322 contra el entonces soldado de Sanidad Juan Crespí Nicolau, bajo la acusación de auxilio a la rebelión[6]. Fue condenado a 12 años y un día de reclusión temporal.
Según consta en la relación de Consejos de Guerra celebrados a partir del 19 de julio de 1936 realizada por el Estado Mayor de la Comandancia Militar de Baleares, el mencionado soldado de Sanidad Juan Crespí Nicolau recibió una pena de 12 años y 1 día de reclusión temporal, pena que le llevaría al ingreso en la cárcel por orden del Gobernador Civil de la provincia el 25 de noviembre de 1942[7]
No se han podido localizar documentación alguna que nos hable del tiempo real de encarcelamiento, salvo lo indicado por Damià Ferra-Ponç[8], quien señala que tras cumplir dos años de encarcelamiento y tras obtener su secularización, contrajo matrimonio y se trasladó a Barcelona, donde trabajó como conductor de tranvía, ciudad que lo vería fallecer a los 85 años.
Además de no aparecer en la relación de las medallas de la Vieja Guardia, publicada en el diario Baleares del 25 de noviembre de 1945; bien sea por las presiones ejercidas desde el obispado de Mallorca, bien fuera por las misma recibidas desde la Jefatura del Mando Provincial de Falange, la realidad que pese a sus constantes insinuaciones Juan Crespí Nicolau no llegó a conseguir ni ostentar el mando de la organización nacionalsindicalista en Baleares.
[1] NICOLAU MONTANER, Antonio: Historia de la Falange Balear, borrador inédito, colección Juan M. Bernal.
[2] NICOLAU MONTANER, Antonio: op. cit.
[3] CAPELLA, Llorenç: “Joan Crespí, fundador de Falange que no refusa la conversa”, Memòria Civil, núm. 28 Baleares, 1986.
[4] ZAYAS y de BOBADILLA, Alfonso: Historia de la Vieja Guardia de Baleares, Madrid, 1955, pp. 18-19.
[5] NICOLAU MONTANER, Antonio: op. cit.
[6] Diario El Día del 30 de abril de 1937.
[7] Diario Correo de Mallorca 26 de noviembre de 1942
[8][8] FERRA PONÇ, Damià: La Guerra Civil a Campanet (1936-1939), Palma, Lleonard Muntaner, Editor, 2015
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