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PRIMERA LÍNEA

Bartomeu C. Moragues Jordà

Cara al sol

Reproductor de audio

El día 5 de diciembre de 1935 en el número 4 de la madrileña calle de Miguel Moya, en el bar La Cueva del Or-Kompon, bajo la estricta vigilancia y custodia de Agustín Aznar se culminaba el deseo establecido el 17 de noviembre anterior de buscar un himno o canción con el cual el movimiento falangista pudiera culminar y poner punto final a sus actos políticos.

Bajo las directrices establecidas por el propio José Antonio Primo de Rivera: «Nuestro himno debe ser una canción alegre, exenta de odio, pero a la vez de guerra y amor. Haremos una estrofa a la novia, después de una alusión a la guardia eterna en la estrellas y luego otra a la victoria y la paz», quedaban enclaustrados lo que seria conocida por unos como la «escuadra de los poetas», «corte literaria» o «milicia poética»

Conformaban dicha «escuadra de los poetas» José María Alfaro Polanco, Agustín de Foxá y Torroba, Dionisio Ridruejo Jiménez, Pedro Morlane Michelena, Jacinto Miquelarena Requeiro, Rafael Sánchez Mazas, Luis de Urquijo y Landecho y el propio José Antonio en su calidad de Jefe Nacional y a la vez mando de la escuadra.

Con una letra compuesta por los anteriores componentes de la «corte literaria» o «escuadra de los poetas», música de Juan Tellería Arrizabalaga, parece ser que sobre una composición anterior bajo el nombre de Amanecer en Cegama, tierra natal de Tellería, se creo el que sería conocido como himno del movimiento nacional sindicalista español, himno claramente diferenciado de los otros que con un carácter más combativo venían cantando los afiliados falangistas.

Fue cantando por primera vez en público de forma oficial, ya que parece que con anterioridad en algún mitin por tierras castellanas fuera presentado y cantado por el propio José Antonio, en el mitin celebrado en el Cine Europa de Madrid el 2 de febrero de 1936.

Convertido en el himno oficial de Falange Española de las J.O.N.S., fue ampliamente utilizado en los cierres de mítines, reuniones oficiales del partido y en los numerosos funerales y entierros de los militantes caídos durante los convulsos días de la II República. Posteriormente, ya durante la Guerra Civil, el Decreto de 27 de febrero de 1937 lo convirtió en «canto nacional» junto al Oriamendi de los Carlistas y al himno de La Legión.

LETRA:

Cara al sol con la camisa nueva
que tú bordaste en rojo ayer,
me hallará la muerte si me lleva
y no te vuelvo a ver.

Formaré junto a mis compañeros
que hacen guardia sobre los luceros,
impasible el ademán,
y están presentes en nuestro afán.

Si te dicen que caí,
me fui al puesto que tengo allí.

Volverán banderas victoriosas
al paso alegre de la paz
y traerán prendidas cinco rosas:
las flechas de mi haz.

Volverá a reír la primavera,
que por cielo, tierra y mar se espera.

Arriba escuadras a vencer
que en España empieza a amanecer.

Fuente: Rumbos.net


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