PRIMERA LÍNEA

Bartomeu C. Moragues Jordà

Fue la Falange un partido de señoritos

Es de lamentar que cuando en Sevilla se ha logrado apaciguar las luchas, contribuyendo a ello la sensatez de la masa obrera, que está dando hoy ejemplo de cordura, sean unos cuantos señoritos desocupados los que propongan con su actuación convertir nuevamente la capital en un foco de perturbación[1]

Manuel Asensi Maestre. Gobernador de Sevilla 1934

Es indudable el éxito obtenido por la afirmación vertida contra los falangistas el 15 de abril de 1934 por Manuel Asensi Maestre, a la sazón gobernador civil de Sevilla, ante los enfrentamientos acaecidos en la capital andaluza con motivo de las celebraciones del aniversario del advenimiento de la II República española.

Tan indudable éxito tuvo tal manipulada afirmación, como la tuvo la que fue considerada  ambigüedad y confusión del fundador de Falange en sus inicios, recordemos los antecedes monárquicos del padre del fundador, el general Miguel Primo de Rivera y Orbaneja y como los primeros pasos en política de su hijo José Antonio Primo de Rivera y Sáez de Heredia fueron  a la sazón más centrados en la búsqueda de la rehabilitación de la memoria del general que en la creación de un propio y genuino movimiento político.

Sus devaneos políticos, oscilantes entre la lucha por devolver el honor a la memoria de la labor de su padre y las aproximaciones a las nostálgicas corrientes monárquicas que creyendo, estas, encontrar la posibilidad de obtener una fuerza armada de la cual beneficiarse no dudaron entre sus apoyos económicos y hasta en las aportaciones de personajes monárquicos con los que dirigir y controlar el movimiento falangista en beneficio de su nostálgico pasado.

Pues bien, pese a estos ambiguos e indecisos pasos en búsqueda de su lugar en el panorama político, no olvidemos que el propio fundador de Falange poseía el título de marqués de Estella y que él que fue primer jefe provincial en Baleares, conocido como el marqués de Zayas, en poco por no decir nada ayudaron a que no se sacara provecho de esas circunstancias con la debida manipulación y tergiversación por parte de sus enemigos políticos tanto de derechas como de izquierdas.

Entre esas ambigüedades iniciales y la utilización de forma partidista y combativa contra el movimiento nacionalsindicalista español con ánimo denigratorio hacia tan reciente partido surgió el demagógico aprovechamiento para mediante eficaces campañas favorecer la negativa imagen que hiciera aparecer a Falange como un partido de extrema derecha.

Éxito y utilización que se nos deviene sino falsa, si carente de toda objetividad y del rigor científico e historiográfico necesario como para considerarla real y verdadera.

Pese al mencionado éxito y a la más que evidente utilización no nos cabe más que afirmar con plena rotundidad la negación a tal afirmativa consideración despectiva expresada por el gobernador civil de Sevilla.

¡Rotundamente No!

No fue Falange un partido de señoritos, pese a la manipulación de algunos datos y sus ambiguos orígenes, que debidamente maleados y utilizados de forma reiterativa podían establecer tal imagen peyorativa de la organización falangista ante los posibles afiliados a la nueva organización.

Antes de pasar a razonar nuestra contundente negativa sobre la errónea y poco documentada aseveración establecida por el gobernador andaluz, insistimos en ello, antes de documentar nuestra rotunda negativa sería conveniente establecer algunas premisas que consideramos necesarias tener muy presente y que a su vez permitan facilitar la objetividad sobre los hechos históricos de nuestro más reciente pasado.

Conviene tener claro que toda Ciencia, y es indudable que la Historia lo es, está sometida a una Revisión científica y constante, siendo evidente que no debemos confundir Revisión con Revisionismo.

Debemos pues matizar dicha diferencia entre los estudios críticos con la intención de revisar y reinterpretar los hechos históricos en base a las nuevas documentaciones surgidas en el terreno de la investigación científica que faciliten nuevos análisis con mayor precisión documental y menor sesgo ideológico o interesado.

Insistimos en diferenciar esta primera concepción científica de una segunda concepción menos científica o si se prefiere más pseudocientífica e imbuida de un fuerte impulso mucho más ideológico como la que suele acompañar al revisionismo histórico.

Tras esta primera premisa y como complemento a la misma, debemos establecer que nos deberíamos esforzar más en no aplicar nuestras actuales concepciones éticas y morales durante el análisis de los periodos estudiados, sean cuales sean, sin realizar el esfuerzo de intentar comprender como y cuáles eran las circunstancia que se vivían en dicho tiempo.

Es evidente que actos y situaciones pretéritas vistos con la mentalidad actual del investigador pueden resultar altamente contaminantes del desarrollo científico del trabajo analizado.

No quiere decir eso que se deban aceptar situaciones aberrantes, se trata de situar el acto estudiado en el verdadero contexto y marco contemporáneo y valorar de forma correcta el hecho estudiado con la situación social y económica coetánea al mismo.

Pues bien, en la actualidad, hechos de nuestro reciente pasado, se ven constantemente sometidos más a un revisionismo ideológico disfrazado de historiográfico que no a una revisión científica y documentada.

Dejando de lado las premisas anteriormente expuestas pensamos que en poco han ayudado, y con ello el uso y el abuso, las reinterpretaciones y relecturas que de formas partidistas e ideológicamente interesadas han surgido al amparo y sombra de la Ley 52/2007, de 26 de diciembre 2007 conocida como la Ley de la Memoria Histórica.

Con el peligro que representa la unión de estos dos términos de tan diferentes significación. No olvidemos que la historia como tal es el registro de aquellos hechos de un pasado colectivo que tienen la significación muchas veces carentes de un registro neutral y como tal siempre incompleto y muchísimas veces problemático, mientras que la memoria es aquella construcción que mentalmente individualizada se tiene de los hechos vividos o recibidos.

Y que esta, la memoria, es muchas veces muy propensa al olvido y por consecuencia tendente a la manipulación y a los cambios interesados en la búsqueda de otros fines distintos a los hechos acaecidos realmente.

Pues bien, ubicado este prólogo a modo de introducción en lo que pretendemos sea la vertiente científica del hecho que nos ocupa, este primer trabajo que abre una serie de investigaciones que bajo el título de “Los falsos mitos sobre la Falange” esperamos ayuden a situar la realidad, alejada de toda manipulación ideológica, del originario y genuino movimiento falangista español.

A modo de presentación hay que señalar que este trabajo se circunscribe tanto a un espacio físico muy concreto como es la isla de Mallorca y a un periodo temporal muy delimitado como es la formación del movimiento nacionalsindicalista mallorquín entre los años 1933 y 1936.

Para que no existan dudas al respecto sostenemos tal como hemos indicado en anteriores trabajos que la Falange nace en 1933, se consolida en 1934, fenece en noviembre de 1936 y certifica su muerte en abril de 1937 como movimiento específicamente característico de lo que muchos siempre han querido calificar peyorativamente como movimiento fascista español.

De estas cuatro anteriores afirmaciones las dos primeras son fácilmente comprensivas y no necesitan mayor explicación, sobre la tercera nos apoyamos en la idea vertida en su día por Vicente de Cadenas y Vicent[2] al señalarnos en su obra que:

Cuando, el 20 de noviembre de 1936, supimos en Leganés que José Antonio había sido fusilado, aquella mañana, además de llorar, Gaceo, Sainz y yo, junto con Yagüe, tuvimos la sensación de que la Falange había concluido[3]

Y sobre la cuarta, no existe duda alguna que tras el asesinato la madrugada del 20 de noviembre de su líder y fundador por un piquete de ejecución, no quedaba más que establecer la certificación de la muerte del movimiento falangista, carente de una jefatura a nivel nacional que pudiera suplir la ausencia tanto de su principal fundador José Antonio Primo de Rivera como de la gran mayoría de los componentes de ella, que o bien habían caído como consecuencia de las represalias del gobierno popular o se encontraban sometidos a encarcelamiento en la zona republicana.

Acta y certificación de la defunción como organización política auténticamente independiente que tuvo lugar con la publicación del conocido como Decreto número 255 o de Unificación el 20 de abril de 1937.

Ciñéndonos a la historiografía local, la poca que hay, sobre la Falange en Baleares, debemos señalar que los dos únicos trabajos específicos son los del marqués de Zayas “Historia de la Vieja Guardia de Baleares[4] y la tesis doctoral de Ramón Morote “La falange a Mallorca entre la República i el primer franquisme. Espectre sociopolític[5]

En cuanto a la primera de ellas pese a ser considerada y utilizada por muchos investigadores como la fuente veraz y única sobre la auténtica información de los afiliados a Falange no deja, en nuestra opinión de ser una obra, a la luz de las recientes investigaciones, carente de un verdadero rigor investigador en el cual se mezclan relaciones, en algunos casos duplicadas de afiliados, que incluyen a antiguos y reciente afiliados dando lugar a la confusión entre el título de la obra y el contenido del mismo.

Participamos de la opinión expresada por Morote sobre su valor orientativo, muchas veces alejado de la realidad; este mismo autor, Morote, nos advierte de ello cuando se expresa sobre la obra de Zayas con las siguientes palabras: “només te un valor orientatiu perquè normalment no coincideixen del tot els que eren els primers falangistes a cada JONS segons el llibre amb els que s’han constatat a través de la documentació del partit, tant per excés com per defecte [6]

Recordemos que Zayas publica su obra en 1955 y que esta, dadas sus variadas inexactitudes parece que se mueve más entre los recuerdos que en la realidad expresada en la documentación existente en aquella época.

Cabe pensar que en los momentos de la preparación del libro existían los archivos completos de las JONS insulares y que por otra parte cabía la posibilidad de consultar las distintas fuentes oficiales como pudiera ser el Boletín del Movimiento de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S.  para obtener una cuantificación real y verdadera sobre la militancia falangista.

Es en la obra de Ramón Morote donde nos encontramos con el único, hasta la fecha, estudio sobre el carácter sociopolítico del movimiento nacionalsindicalista mallorquín, que nos aporta información mucho más aproximada a la realidad de la cuantificación social de los afiliados a Falange y que a su vez nos sirve de base para desmentir las tan rotundas afirmaciones del gobernador civil sevillano.

Morote encuadra dentro su estudio el periodo comprendido entre 1933 y 1939 y nos habla de un total de 2094 falangistas encuadrados dentro de diez de las JONS existentes en Mallorca: Biniamar, Binissalem, Caimari, Inca, Lloret de Vistalegre, Moscari, Pollença, Selva, Sant Llorenç des Cardassar y Son Servera, sobre las que hoy en día se conserva algún tipo de documentación como libros de registro de afiliación o de abono de cuotas.

Resumiendo la aportación realizada por Ramón Morote y simplificando la extensa relación de profesiones expresada en su estudio podemos significar que la realidad de los números, en cuanto hace referencia a las profesiones de los falangistas mallorquines, se hallaría muy alejada de la ida vertida en 1934 por el gobernador civil de Sevilla. Y que nosotros para Mallorca sintetizamos en el siguiente cuadro explicativo:

RESUMEN POR ESTAMENTOS O CLASES SEGÚN RAMÓN MOROTE.

Periodo 1933 – 1939

CLASE O ESTAMENTO SOCIAL NÚMEROS PORCENTAJES
ASALARIADOS O DEPENDIENTES 1447 69,10
PROPIETARIOS O CLASE NO DEPENDIENTE 340 16,24
FUNCIONARIOS 110 5,25
ESTUDIANTES 65 3,31
OTROS 2 0,10
TOTAL 1964 100
NO CONSTA PROFESIÓN 130  
TOTAL 2094  

Tabla 1 Elaboración propia sobre los datos de Ramón Morote[7]

De los 2094 estudiados por Morote nos encontramos que 1447, es decir el 69,10 %, deben ser englobados en el apartado de clase obrera como asalariados o dependientes laborales: albañiles, artesanos, dependientes, empleados, jornaleros, labradores, etcétera, mientras que tan sólo 340, el 16,24 %, pertenecería a la clase media alta conformada por propietarios, comerciantes o con profesiones liberales o independientes como abogados, farmacéuticos, médicos, notarios, procuradores o propietarios.

Como podrán observar del análisis de estas cifras es muy difícil derivar que el movimiento nacionalsindicalista español se pudiera considerar como una reunión de “unos cuantos señoritos desocupados[8] es conveniente traer a colación que este fenómeno no es único y exclusivo de la masa de afiliados a Falange en Mallorca puesto que dicho fenómeno sociopolítico de los afiliados a Falange en Andalucía es similar al mallorquín según nos revela el interesante estudio de José Antonio Parejo Fernández[9]

Tomando como base la tesis de Ramón Morote y la obra de José Antonio Parejo Fernández hemos desarrollado un trabajo de investigación sobre la realidad sociopolítica de los afiliados falangista mallorquines sobre el estudio de diversas fuentes documentales existentes hoy en día en los diversos archivos municipales de la isla como puedan ser los libros registro de afiliación o de pago de cuotas de estos.

Antes de entrar en el detalle numérico de la investigación cabe señalar que nuestro trabajo se ciñe a un periodo temporal más reducido que el del estudio de Morote, nosotros nos constreñimos al periodo que transcurre entre octubre de 1933 y febrero de 1936 por razones que pasamos a explicar.

El porqué de este periodo lo encontramos en la consideración de que es durante el mismo cuando se nos presenta la que podemos considerar como la genuina llamada ideológica o doctrinal como principal polo de atracción hacia la militancia falangista más cercana a una decisión de carácter personal que no a la de una decisión más obligada por las circunstancias derivadas de la convulsa situación como consecuencia del levantamiento militar de julio de 1936.

Tal idea, encuentra sustento en las disposiciones que posteriormente serán de aplicación para la consideración de los denominados como Vieja Guardia o primeros falangistas de ideología más ortodoxa y pura, conocidos entre ellos como “camisa vieja” en contraposición a los recién arribados a las filas del movimiento o “camisa nueva”.

Recordemos para ello lo estipulado en el propio Decreto número 255[10] o de Unificación del 20 de abril de 1937: “son originariamente, y por propio derecho, afiliados de la nueva organización todos los que en el día de la publicación de este Decreto posean el carnet de Falange Española o de la Comunión Tradicionalista” estipulación ampliada y concretada posteriormente por el Decreto del 10 de marzo de 1942: “creando la Medalla de la Vieja Guardia para los militantes  con anterioridad al 16 de febrero de 1936 en los partidos unificados de F.E.T. y de las J.O.N.S.”[11] con lo cual se daba tácito reconocimiento y distinción de los primeros falangistas sobre los posteriormente llegados a engrosar las filas del partido.

AFILIACIONES POR PERIODOS ESTUDIADOS
PERIODO N.º AFILIADOS PORCENTAJE
29/10/1933 a 16/02/1936 104 6,78
17/02/1936 a 17/07/1936 307 20,03
18/07/1936 a 20/04/1937 1122 73,19
TOTALES 1533 100

Tabla 2 Elaboración propia

Tomando como base el primer periodo, considerándolo como el del falangismo puro y más ortodoxo, observamos que del total de 104 afiliados  la distribución por profesiones es la siguiente: 2 abogados, 1 alpargatero, 3 canteros, 1 carbonero, 1 carretero, 1 cestero, 3 comerciantes, 1 empleado de correos, 8 estudiantes, 1 ferroviario, 1 guardia municipal, 1 industrial, 1 ingeniero de caminos, 1 jornalero, 2 labradores, 1 maestro armero, 1 maestro  de escuela, 1 médico, 3 militares, 1 perito industrial, 1 procurador, 1 sacerdote, 1 secretario de ayuntamiento, 1 tendero, 1 tranviario, 1 zapatero y 63 afiliados sobre los que no consta información sobre su profesión. De esta relación podemos establecer el siguiente cuadro:

RESUMEN POR ESTAMENTOS O CLASES

Periodo octubre 1933 – febrero 1936

CLASE O ESTAMENTO SOCIAL NÚMEROS PORCENTAJES
ASALARIADOS O CLASE DEPENDIENTE 14 34,15
PROPIETARIOS O CLASE NO DEPENDIENTE 11 26,83
ESTUDIANTES 8 19,51
FUNCIONARIOS 7 17,07
OTROS 1 2,44
TOTAL 41 100
NO CONSTAN DATOS PROFESIONALES 63  
TOTAL AFILIADOS 104

Tabla 3 Elaboración propia

Observaremos como esta primera aproximación a la composición social de los afiliado nos aleja de la manipulada versión que considerar a Falange como un partido de señoritos ociosos y desocupados, es cierto que apenas existe una diferencia de siete puntos entre el sector obrero y más numeroso, con un 34,15 % sobre la clase media alta que le sigue con un 26,83 %.

Recuperando el hilo analítico y centrándonos en el explicado periodo del estudio que se corresponde con la fecha de creación del movimiento falangista en octubre de 1933 y que llega hasta la fecha de la celebración de las elecciones generales de febrero de 1936 en las cuales supuestamente saldría vencedora la alianza del Frente Popular de izquierdas. Nos encontramos en la situación reflejada en los siguientes cuadros explicativos:

DISTRIBUCIÓN DE LOS AFILIADOS POR PROFESIONES

Periodo 1933 – 1936

PROFESIÓN NÚMEROS PORCENTAJES
ARTESANOS 28 11,92
COMERCIANTES E INDUSTRIALES 14 5,96
EMPLEADOS 4 1,70
ESTUDIANTES 21 8,94
FUNCIONARIOS 17 7,23
OBREROS 112 47,66
PROFESIONALES 31 13,19
PROPIETARIOS 6 2,55
OTROS 2 0,85
TOTAL CONOCIDOS 235 100
NO CONSTA 176  
TOTAL 411  

Tabla 4 Elaboración propia

Ahora bien, esa burda pero a la vez exitosa campaña denigrante y difamatoria sobre la conformación social de los falangistas, choca de frente con las derivadas de los más recientes estudios sociopolíticos que no sólo la niegan, sino que más bien nos presentan un partido mucho más plural e integrador que cualquier otro partido político español contemporáneo a la Falange de la II República española.

En este punto sería necesario traer de nuevo a colación que la imagen inicial dada por su fundador, José Antonio Primo de Rivera, a la sazón marqués de Estella, sus relaciones por parte del padre del fundador con el rey Alfonso XIII debidamente manipuladas y utilizadas por los enemigos del incipiente movimiento político, hayan podido influir en el éxito de la consideración como un partido de señoritos; recordemos de nuevo que el primer jefe provincial de Falange en Baleares fue Alfonso de Zayas, marqués de Zayas.

RESUMEN POR ESTAMENTOS O CLASES

Periodo 1933 – 1936

CLASE O ESTAMENTO SOCIAL NÚMEROS PORCENTAJES
ASALARIADOS O CLASE DEPENDIENTES 144 61,28
PROPIETARIOS O CLASE NO DEPENDIENTE 51 21,70
ESTUDIANTES 21 8,94
FUNCIONARIOS 17 7,23
OTROS 2 0,85
TOTAL 235 100

Tabla 5 Elaboración propia

Son estos datos los que nos permiten refutar como incierta la afirmación del gobernador civil de Sevilla en 1934 y de cuantos han venido manipulando una realidad que la exactitud de los números documentados se empeña en desmentir.

No, Falange Española y de las J.O.N.S. no fue un partido de “unos cuantos señoritos desocupados” u ociosos, al contrario, y de ahí que se nos presente, tal vez, su éxito al utilizar como banderín de enganche la igualdad social superadora de las clases sociales y sus luchas, ya que por vez primera en el panorama político nacional español surgía un movimiento que por lo menos en sus filas acogía, independientemente de su origen social o laboral a cualquier español,

Es evidente que esa evolución hacia la proletarización del movimiento lo podemos establecer en el momento en que se establece el paso de la primera Falange Española de José Antonio Primo de Rivera mediante la fusión con las Juntas de Ofensivas Nacional Sindicalistas de Ramiro Ledesma en 1934 con lo cual nacería la denominada Falange Española de las J.O.N.S.

PUBLICADO en el núm. 13 del Boletín de Amigos del Castillo de San Carlos en enero de 2021.

 

[1] Palabras atribuidas al Gobernador Civil de Sevilla a la prensa local el 15 de abril de 1934 en referencia a Falange Española. José Antonio Parejo Fernandez “Las piezas perdidas de la Falange: El sur de España” pág.28

[2] Vicente de Cadenas y Vicent: “Actas del último Consejo Nacional de Falange Española de las J.O.N.S. (Salamanca, 18.19-IV-1937) y alguna noticias referentes a la Jefatura Nacional de Prensa y Propaganda” Madrid 1975

[3] Ibidem, pág. 64.

[4] Alfonso de Zayas y Bobadilla “Historia de la Vieja Guardia de Baleares” Madrid 1955

[5] Ramón Morote Pons “La falange a Mallorca entre la República i el primer franquisme. Espectre sociopolític” Tesis doctoral. Palma de Mallorca 2006.

[6] Ibidem, pág. 920

[7] Ramón Morote Pons “La Falange entre la República i el primer franquisme. Espectre sociopolític. Palma de Mallorca 2006.

[8] Manuel Asensi Maestre. Gobernador de Sevilla 1934.

[9] José Antonio Parejo Fernandez “Las piezas sueltas de la Falange: el sur de España. Sevilla 2008

[10] Boletín Oficial del Estado núm. 182 del 20 de abril de 1937 pág.1034

[11] Boletín del Movimiento de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. núm. 139 del 10 de marzo de 1942 pág. 1439


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